martes, 19 de junio de 2007

Del salón...

Hace unos días, tomando café con una amiga, me comentaba
-Mira que venirme a la mente este poema, LLeva unos dias circulando por mi mente ¿Se estará despertando el genio en mi? o Quizás me sienta así de olvidada como ese arpa, esperando que algo acontezca.
Se han movido algunos engranajes que se estaban oxidando, A comienzos del verano, esos resorten vuelven a saltar como si estuvisen recien engrasados. Año tras año, espero que un manto de vivencias los vaya sumiendo en el olvido. Pero se ve que aún los mantengo ahí, latentes y preparados para saltar en cualquier momento, algunas veces en el menos indicado.
De todas formas y echando una visual retrospectiva, he de decir que estos cada vez tienen menos energía vital, Tantos caminos andados, terminados, empezados. Si bien, antes todos llegaban al mismo fin, Ahora la meta está un par de metros por delante. Y en lugar de hacer una visión pasada, tienden más hacia un camino futuro. Así pues, el genio, se despierta en alguna parte.
Yo, después de este discurso, me quedé pensativa, y le respondí
-No esperes al genio. Mira a tu alrededor, ves el mundo como se mueve, cógele el paso y que no se te escape de debajo de tus pies.

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa
. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro,
espera que le diga:«¡Levántate y anda!».
(Bequer)

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