miércoles, 23 de abril de 2008

PACHARITA

Pachara

Pachara es un personaje típico en las calles ferrolanas. Lleva visera y va armado de libreta y lápiz..
Pachara, o Pacharita, como se le conoce en Ferrol, parece ser que es hijo de otro Pachara legendario, vendedor de periódicos, Que se publicitaba al grito de
”La voz de Galicia, Ferrol Diario……Non o compredes que é unha merda”
Así Pacharita recogió el oficio del padre. Pachara hijo iba por las calles de Ferrol con un fardo de periódicos debajo del brazo, a la vez colocaba las vayas que los municipales habían puesto, si estaban mal colocadas, dirigía el tráfico en calles de Ferrol, y de ahí, le vino el oficio de apuntar cuidadosamente las matriculas de los coches que infringen la ley, estando mal estacionados, metiéndose por dirección prohibida etc y después lleva sus notas a los munipas, que ojo, hasta puede que le hagan caso y todo.
Es fácil de reconocer, como he dicho, lleva visera, un gran puro que nunca se acaba, y siempre está rodeado de palomas, a las que da de comer. Deben ser las únicas que le tienen cariño, porque de todos es conocida su mala leche. Si te ve aparcando, de aquella manera (en doble fila, encima de la acera etc.) te arma tal expolio que de la vergüenza ya te vas con el coche a otro lado, no sin antes quedar la matrícula bien anotada en su libreta.
La última vez que lo ví estaba en los Cantones, libreta en mano y echando la bronca a unos hombres bien trajeados que separaron las vayas municipales para la feria del libro, y habían dejado el auto en la zona donde debían ir los toldos al día siguiente.
Ahora debe andar sobre los sesenta y pico largos. Parece que está medio sordo, y al no oír lo que le dicen, las broncas son mayores. Yo, hace ya mucho tiempo que no lo veo por las calles de Ferrol. No sé qué habrá sido de él. Y si aún continúa tomando nota de las matrículas de los coches mal aparcados
Así es y así lo han retratado

Mahamud

sábado, 19 de abril de 2008

Os mapas da costa galega de Pedro Texeira


Os mapas da costa galega de Pedro Texeira
En 1634 o cosmógrafo portugués Pedro Texeira asinou o que sería o maior proxecto cartográfico da Coroa española durante o século XVII, “La descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos”. Por encargo do rei Felipe IV, en 1622 un equipo de cosmógrafos percorreu todo o litoral español, dende Fuenterrabía ata a fronteira catalana con Francia, investigando con detalle a topografía das costas do reino. O obxectivo era proporcionar un importante instrumento de estratexia de defensa militar que lle permitía á coroa coñecer con precisión portos, refuxios e zonas con posible utilidade militar. O resultado é unha fermosa colección de vistas “aéreas” das rías galegas, tal e como estaban dispostas e habitadas no século XVII. Deste xeito, podemos coñecer a fasquía antiga de Ribadeo, de Viveiro, de Ortigueira e Cariño, de Cedeira, da Coruña e Ferrol, de Betanzos, Corme, Laxe, Camariñas, contemplar unha batalla naval en Fisterra, ver Muros e Noia, distinguir as diferentes vilas aurosanas, como Ribeira, os pobos que conformaban a antiga Pobra do Caramiñal, Cambados, Vilagarcía, Vilanova. Nas Rías Baixas, pódense ver tamén Pontevedra, Cangas, Vigo, Baiona e A Guarda. Estas imaxes foron extraídas da publicación dixital: Planos e debuxos de Arquitectura e Urbanismo. Galicia nos séculos XVI e XVII.O proxecto foi dirixido polo profesor da USC Alfredo Vigo Trasancos e a coordinación de Jesús Ángel García e Miguel Taín Guzmán. A edición orixinal en CD-Rom patrocinada polo Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Técnicos.

Me he quedado alucinada de lo bonitos que son

martes, 15 de abril de 2008

Una postal en vivo







Eran alrededor de las 7:30 de la mañana. Iba conduciendo mi coche por una carretera que bordea la ría. Todavía era de noche. Por el oeste ya se dejaba ver un tenue resplandor El cielo negro, muy negro, lleno de puntos brillantes. Y al dar la primera curva a la derecha, la vi.Era una postal, de ésas que se compran a 25 céntimos de euro Paré el coche en la cuneta Estuve unos 15 minutos observando aquel paisaje que se asomaba a mis ojos A mis pies estaba la ría, en ella se reflejaban las luces de la ciudad, allí al otro lado. A la izquierda, el puente que la atraviesa. Más allá del puente, el astillero. En el cual se hallaba el Buque Escuela Argentino, velero de gran envergadura, con sus velas plegadas y esperando a ser reparado. A la izquierda, el nuevo puente de la autopista, Más a la izquierda todavía, un pequeño pueblo, del cual sólo se podían ver sus luces encendiéndose poco a poco. En el medio de la ría, un camino amarillo, seguía la dirección de los puentes. Otro camino más, hecho por la luz de una luna llena, esplendorosa, reflejada en el mar. Una luna amarilla, casi diría que anaranjada. Como una gran bola de cristal, a punto de estallar en mil pedazos, brillando, como si tuviese luz propia. A ambos lados de este camino, visual, se apreciaban pequeñas lucecitas, En un principio, se asemejaban a estrellas fugaces, pero en el mismo momento que atravesaban por el camino de luz que emanaba del mar, se veía claramente que eran pequeñas embarcaciones, que empezaban, o acababan su faena diaria.
El brillo de esta luna, no parecía el reflejo del sol, que por el lado contrario, asomaba cada vez más, su intenso poderío de luz y color, poniendo a las pequeñas colinas que se alzaban a mis espaldas la claridad suficiente para transformar, el negro de las sombras, en verdes, marrones, y ocres
El mar estaba quieto, no se movía Estaba paralizado, por miedo a romper el camino que tenía entre sus manos. Por temor a romper la magia de esa imagen
Estuve observando esta postal durante un largo rato. Girando la cabeza de un lado para otro e intentando grabar esta imagen en mi mente. Asombrándome de lo que estaba viendo. Y como, a cada instante, esta postal se iba modificando como si tuviese vida propia No se puede describir con palabras, Ni siquiera con una imagen. Necesitaría una cámara de video, para poder mostraros lo que ví ese día. Y aún así, no se podría percibir todos los momentos, de ese cuarto de hora perdido, viendo un camino reflejado en el mar

miércoles, 9 de abril de 2008

Una boda


La primera historia trata de una boda.

Corrían los 40, recién acabada la Guerra Civil, las diferentes sociedades que dividían mi pueblo, en aquellos tiempos, tomaban posiciones en su nueva jerarquía. Arriba de todo se situaban los militares, eran la alta sociedad de la época, no porque tuviesen influencia económica, sino porque tenían el terror en sus manos. Pero claro, no todos los militares estuvieron en el bando de los vencedores, casi todos los militares de alto rango del bando perdedor, fueron fusilados o estaban en la cárcel. Estos dejaron tras de si un rastro de viudas y huérfanos de guerra, que también tenían su posición ganada en las altas esferas de esta ciudad. Ya que hacia poco tiempo aún eran comandantes, capitanes de navío y altos mandos en sus respectivos puestos, fue mala suerte que estuviesen en el bando equivocado. Por otro lado, tenemos el ramo de los comerciantes, con dinero, pero con escaso pedigree social. Los más ricos de la ciudad mandaban a sus hijos a la escuela militar, para que hiciesen carrera y, así, elevar su estatus social en la jerarquizada sociedad de este pueblo. Y de momento, y para esta historia, ya nos llegan estos tres estratos sociales.
Todo el mundo en el pueblo hablaba de la boda que se iba a celebrar en un mes en la Iglesia Castrense. La boda era de alto copete. Se casaban Milita, huérfana del comandante Don Amador de las dos Sicilias Pérez, cuyo primer apellido trajo la desgracia a la familia, monárquico y fusilado por este motivo en los primeros tiempos de la guerra, bajo consejo de guerra sumarísimo. El futuro esposo era Juanito Pita, hijo de Don Juan Leiteiro, que hizo una pequeña fortuna gracias al contrabando de tabaco y demás artículos que se agenciaba de los barcos militares que arrivaban a la ciudad y, añadida a sus otros negocios estraperlarios, no se sabía exactamente lo rico que podía ser Don Juan, nieto de la lechera que cada día venía a pie a la ciudad desde la aldea vecina de Esmelle, a unos 5 kilómetros de distancia, a vender la leche de dos vacas rubias gallegas que tenía arrendadas a Floro, al que, dicen las malas lenguas, pagaba el arrendamiento con su propio cuerpo. Pero todo esto son habladurías de pueblo llano en las cuales no entro ni salgo.
El caso es que Milita y Juanito iban a casarse. Este matrimonio convenía a las dos familias. La de ella porque así se uniría a su ilustre apellido los dineros que aportaba Juan, y la otra para subir su estatus social, gran preocupación de Don Juan, que a la vez que ganaba dinero ganaba también el tratamiento de Don.
Juanito estudiaba para guardiamarina en la escuela de Marín. lo cual, y siendo Milita hija del comandante de tan noble apellido, les daba perfecto derecho a casarse en la iglesia castrense. de la plaza militar.
La madre de Milita estaba muy atareada esos días, iba y venía de un convento a otro para encargarles a las monjitas el equipo de novia de su hija , El equipo de novia era muy importante; ya que de su riqueza en materiales y florituras dependía el hacerse ver con más o menos medios monetarios, a aquellas monjitas les encargaría la ropa interior de Milita compuesta por: 4 camisones con encajes de hilo fino, 6 toallas bordadas con las iniciales de los contrayentes, 4 juegos de cama, una colcha de ganchillo con los cojines a juego y varios manteles, número aún sin determinar, de 12 y 6 servicios. Cada convento tenía su especialidad en bordados, unos de mantelería, otros de ropa interior, a cada uno le encargaría lo que correspondía, sin herir a la madre superiora, no fuese a ocurrirsele subirle precio o bajar la calidad. Esto último poco probable, de todos es sabido, que en esta ciudad los 3 conventos que había, vivían de estos festejos, Y cuanto más luciesen sus trabajos en la exposición pública que se hacía de la dote de la novia más gente iría a pedirles sus servicios para estos menesteres.
También había que pensar en la colocación de los invitados en la iglesia, dependiendo de el valor del regalo. Para ello tenían la ayuda de Tía Fifi, cuyo ojo, único ojo , por cierto, valoraba los regalos en su justo precio. También corrían a su cargo las invitaciones. Tantas para los invitados que sólo irían a la iglesia y tantas para los invitados con derecho a piscolabis de después de la ceremonia. Pero de los entremeses ya se encargaba la familia del novio.
Pero de lo que más se hablaba y era de comadreo general. Era de las virtudes de Milita. Y de si su virgo estaba aún o no en el lugar que correspondía. La edad de Milita era de 24 años, habían venido de Cádiz al morir su padre, en las circunstancias que ya todos sabemos. Allí se sabía que Milita tuvo novio formal, hasta que el terrible suceso dejó a la familia tan mal parada. Faltaba, unas semanas para que se celebrase la boda de Milita con el aspirante gaditano. Se les veía pasear, hasta después de las 11 por las calles de Cádiz, excepcionalmente caluroso aquel año de 1936 en esa ciudad. Por lo que el clima daba para estar a tales horas de la noche por la calle. Pero ya sabe que las malas lenguas nunca se están quietas. Y ahora se preguntaban que hacían solos a aquellas horas.
Antes de este candidato, andaluz él, hubo otros muchos, que es lo que realmente molestaba a las muy puras y vírgenes jóvenes de la ciudad departamental. Y lo más comentado. Hacía poco tiempo había llegado un nuevo reemplazo de aspirantes a suboficiales a la ciudad y todos y cada uno de ellos se jactaba de haber estado con la futura novia a solas. Todo ello hacía que la honestidad y pureza de Milita se pusiese en entredicho. La madre de Milita se cansaba de responder que la hermosura de su hija hacia de ella una presa preciada para todos los hombres de Cadiz. Los padres de Juanito, intentaba limpiar el nombre de su futura nuera comentando, a todo el que quisiera oírles, que todas aquellos chismes que se decían de su futura nuera, eran pura envidia, algo habría de esto también.
El siguiente tema más cacareado, por las gentes de bien del pueblo. Era ¿Cómo había caído tan bajo Milita de las dos Silicias, casándose con el hijo de un hombre de tan bajo y oscuro linaje? El dinero lo lava todo. era lo que más se escuchaba. Otros defendían Milita, al fin y al cabo , Juanito estudiaba para oficial y pronto obtendría los galones. Y con el nuevo destino, seguramente en Madrid , todo esto quedaría enterrado en el olvido de la gran capital.
Así entre cotilleos y habladurías llegó el día de la boda. Les hicieron el túnel con sus espadas al salir de la iglesia los compañeros del novio, los invitados con derecho a comida dieron buena cuenta de las viandas que había conseguido Don Juan desde sus oscuros negocios.
De si Milita tenía o no su virginidad intacta, nada se supo. Ya que el único que podía saberlo sería el novio, y este no estaba dispuesto a divulgar las intimidades de su noche de bodas.
Lo último que se supo sobre este tema, fue un comentario que Milita hizo a su mejor amiga Marieta, días antes de la boda.
"Ya le he dicho a Juanito que jamás me vería desnuda, que lo que hay que hacer, bien se hace él con pijama y yo con camisón"
Fin

sábado, 5 de abril de 2008

Historias de mi pueblo

Mi pueblo es bastante singular, seguramente como cada uno de los vuestros. Pero yo no sé las historias que tienen vuestros pueblos, y del mio alguna, alguna, si sé. A lo mejor alguna de ellas también ocurrió en otras partes, si no la misma, si muy parecida.
Mi pueblo siempre estuvo dividido tanto en su geografía, tanto es así que surge de la unión de dos villas, y claro la más grande se apoderó de la pequeña. No hubo batallas ni invasiones en esta fagocitación, porque en aquella época allá por los 50, en este país no se podía protestar. Simplemente las unieron. Bien pues una parte de ella urbana y la otra rural. Aquí ya empiezan a haber las consabidas divisiones de las que hablaba. Por una parte tenemos una casi ciudad y por la otra una zona de campo. Igualmente las gentes también estaban divididas según la zona donde les tocase nacer. Muchos pueblos gallegos tienen sus ayuntamientos así distribuidos:Una zona urbana y otra rural, cuando no están las dos mezcladas, que también es muy normal. Pero en mi pueblo aún hay más
La historia de mi pueblo esta ligada al mar. Y todo lo que ello implica. Y he dicho todo. Desde los pescadores, la industria naval y por supuesto la defensa militar, ya no solo del pueblo en si, también de esa nación que muchos llaman España, por supuesto y estando en un puerto de mar tenemos ese carácter comercial que caracteriza a todo pueblo que está a las orillas de un océano tan grande como el Atlántico
¿Os podéis imaginar cuantas jerarquias sociales hay en una casi ciudad como la mía?
Pues de eso trata este apartado, de contar las historias de las gentes de este pueblo.

viernes, 4 de abril de 2008

Un mal presagio

En aquella noche oscura, en la que no se veía a dos metros de distancia. Ella salía del bar en el que trabajaba a jornada partida todos los fines de semana, desde hacía, ya, seis meses
Antes de salir de casa, aquella tarde, tuvo un mal presagio. Algo la sobresaltó cuando cerró la puerta de su casa y bajaba las escaleras, para salir a la calle, entonces llena de gente que iba y venía.
LLegó al bar de comidas rápidas, con ese mal sabor de boca, que todavía no sabía muy a que se debía. Se cambió de ropa y se puso a servir mesas ya como una rutina. Pero aquel malestar seguía persistente en su mente.
En un momento en que el bar estaba tranquilo, le comento este desasosiego a una compañera. Ésta le dijo -Bah, cosas de la imaginación. No te preocupes. ¿Has visto al de la mesa 5? Está como un tren- Ella se rió de la ocurrencia de su amiga.
Entonces dieron las 10 en el reloj de la iglesia cercana y el bar se llenó de clientela, que parecía no haber comido en todo el día. Hasta las 12 estuvo tan ocupada que se olvidó por completo de aquella desazón que le había estado rondando en su cabeza desde que había salido de su casa.
Era la 1:30, cuando el último cliente salió del bar. Aún tenía para media hora más por lo menos. Aquí era cuando sus compañeros empezaban a hacer bromas, contarse chistes verdes y sus íltimas conquistas amorosas. El trabajo de limpieza del local se hacía más llevadero. Y esa última media hora se hacía menos larga.
A ella, de subito , le vino la inquietud, que, sin que ella se hubiese dado cuenta le había estado rondando el magín durante toda aquella noche. Entonces, y por primera vez, deseo que aquella última media hora no se acabase. Le entró tal pánico que se quedó paralizada. Un compañero alto y delgado, que se encargaba de la barra, le pregúntó-¿Te ocurre algo ?-Tal era su estado de terror. La compañera a la que le había comentado durante la noche que le ocurría, dijo riéndose. - Nada, que ahora a la chica, le entran aires de bruja y dice que ha tenido un mal presagio- Todos se echaron a reir, menos ella que seguía seria y no le hacía ni pizca de gracia que sus compañeros se rieran de su malestar.
Cuando se despidió de sus compañeros hasta el día siguiente. La noche se había vuelto oscura, no había luna, una intensa niebla caía sobre la ciudad, ya no había transeuntes paseando por las calles y un frio helador le recorrió todo el cuerpo. Empezó a caminar rápido por la acera, sus pasos retumbaban en toda la calle. De vez en cuando miraba hacía atrás, con esa sensación de que alguien la iba siguiendo. Por fin, llegó a su portal. Rápidamente abrió la puerta y se metió dentró. Cerró la pierta tras ella Entonces ocurrió lo inevitable. Toda la noche supo que algo le iba a ocurrir. No le dió tiempo a reaccionar. Otra vez. La caquita del perro del vecino del 5º en medio del portal y ella fue a pisarla..............

Saraiba