Un día se me ocurrió esto

Y una noche mirando hacia el firmamento
reconoci una estrella brillando a lo lejos
Íluminaba su luz el cielo entero.
Sin temor, sin dolor, sin lamentos
No habia más que infinito amor
Me tendio un haz de hilo de oro
intenté tocarlo con los dedos
pero se escabullía entre ellos
Intente rozarlo con la palma de la mano
pero subió un palmo más alto
Intenté beberlo, succionando con la boca
pero se convirtió en una gran bola
Por fin, dejo de jugar con esta loca
Y me lanzó al corazón una flecha
la flecha me atravesó entera
Alzé los brazos al infinito
y allí quedé suspendida,
en medio de la noche eterna.
Jugué con todas las estrellas
hicimos un rueda, rueda.
Pasee entre ellas,
entre jardines de luces,
ramilletes de esferas
de mil colores, sin extrañeza
El haz de luz desapareció.
Cai de la cama, como
como si fuera
Una fiera en plena cacería
Apenas sin fuerza

Saraiba