lunes, 29 de septiembre de 2008

LLegando a Bariloche


Camino de Bariloche
Después de constatar la cantidad de compañías de micros, como llaman los argentinos a los autobuses, que había. Nos decidimos por el Flecha bus, como ya he dicho.
Los micros son muy cómodos, tiras de allá y estiras de aquí, y tienes una cama, donde una se puede acostar totalmente en horizontal. Dan una copita antes de la cena, después la cena, y a continuación una copa de champán, que dicho sea de paso a mi no me gustó mucho, demasiado seco para mi gusto. Ya quedas medio dormida para la larga travesía.
De Buenos Aires a Bariloche hay unos 1800km de distancia que se tardan en recorrer unas 20 horas aproximadamente. Saliendo de Buenos Aires está la Pampa, pero no pudimos ver los paisajes, porque era de noche y no se veía nada de nada.
Lo que más me fastidiaba de todo esto, es que no se podía fumar, así que, en cuanto preveía que el autobús iba a parar por cualquier motivo, yo me lanzaba a ponerme los zapatos, y en cuanto abría las puertas, yo ya estaba fuera con el cigarro en la mano, tanto los conductores como los o las azafatas, me decían que no se podía bajar, pero, bueno, yo ya estaba fuera, cigarro en mano, después me seguían otros viajeros. Y así se fue pasando el viaje. Al amanecer, ya estábamos en La Patagonia. Y pocas horas después comenzamos a ver las primeras cumbres nevadas. Pensando que ya estábamos cerca de Bariloche, nos pusimos muy contentas. LLegamos a un pueblo que se llama Neuquén, y allí si pude fumar a gusto, mientras esperábamos por otros viajeros. Aún quedaban como 5 horas para Bariloche
Los paisajes que se veían eran muy característicos de la región, Al fondo las montañas nevadas, un poco más cerca grandes lagos, y a la vera de la carretera pequeñas colinas. Así fue transcurriendo el tiempo, que no se pasaba. Y por fin llegamos a Bariloche.
Allí estaban Amana, Rick, y Tiberio, Esperándonos con brazos y patas abiertos.
Las temperaturas mucho más bajas que en Buenos Aires. Allí si era invierno. Pero con el calor de la acogida de Amana y familia, casi no se notaba.
Ya desde ese primer momento, después de la alegría de volver a verla, conocer a Rick y a su pequinés Tiberio. Empezamos la ruta turística para conocer Bariloche. Hicimos el circuito chico, por los alrededores de la ciudad. Vimos el Lago Nahuel Huapi,

de todos los lados y perspectivas. Y de cualquiera de ellas se veía, inmenso, precioso, rodeando de montañas nevadas. Una maravilla de la naturaleza. Fuimos también a Cerro Catedral,

no esquiamos, pero, si hicimos equilibrios sobre la nieve. Allí se nos hizo de noche. Y nos fuimos para casa de Amana, donde conocimos al resto de la familia: J.H., hijo de Amaná y Rick, Gladis, Magali. Y toda la fauna que allí vive plácidamente, perros y gatos, un total de 7, creo recordar.
Al día siguiente nos esperaba un crucero por el Nahuel Huapi.

martes, 23 de septiembre de 2008

Recoleta

Salimos de casa dispuestas a ver El Barrio de La Recoleta. Antes de ir hacia allí, nos paramos unos momentos en el jardín botánico, no mucho tiempo , porque ese día teníamos muchas cosas que hacer, entre ellas, coger, uys perdón, comprar, los billetes hacia Bariloche, segundo destino de nuestro periplo por Argentina.
El Jardín Botánico, tiene muchas especies vegetales, de todas partes del mundo. Y una especie animal, los gatos que se cuentan , creo que a cientos.
Y después de esta visita que nos quedaba en camino, nos fuimos a La Recoleta, primero al cementerio, impresionante, lo que la gente puede hacer para guardar unos huesos.
Cada tumba es un mausoleo, cada cual mejor que el del al lado. Allí están enterrados todos los y las argentinas que fueron algo en ese pais, desde los independentistas (héroes nacionales, por supuesto), los presidentes, las mujeres de los presidentes (Evita Perón), hasta los dictadores. También hay algunos casos, como por ejemplo, el empleado del cementerio que ahorró toda su vida para poder enterrar allí a su mujer. Y allí está la estatua del hombre. Un verdadero laberinto donde se puede ver toda la historia de Argentina, mediante apellidos ilustres y otros menos ilustres, pero todos ellos allí reflejados.
Después del paseo por el cementerio, nos adentramos en el Barrio de La Recoleta, donde había tiendas de las firmas más reconocidas en todo el mundo mundial :Tucci, Armani etc etc.
A continuación, tocaba comer, cosa muy importante. Nos fuimos al Museo Nacional de Arte Decorativo. Toda la calle en la que se encuentra este museo, está llena de casas coloniales, ahora embajadas de diferentes países. Y el museo no iba a ser menos. En el exterior tiene un patio que está convertido en restaurante, y allí decidimos comer, hacía un día estupendo, sol, un vientecillo, fino. Reservamos mesa y nos fuimos a ver la casa, allí tuvimos la suerte que había una exposición de Rodin, y entre ver las esculturas y la casa, que era una maravilla, se nos pasó rápido el tiempo.
Al salir lucía el sol y en la terraza del restaurante se estaba de maravilla. Pedimos de comer cosas como croques de pollo, tartaletas de verduras, y ensalada. Tardaron un poco en servirnos, tres cuartos de hora o más, y el sol se fue, quedamos en la sombra, y ese vientecillo fino del que antes hablaba, se convirtió en vientecillo helado. del polo sur. La comida se congeló y nosotras también. Nos largamos de allí casi sin pagar, porque tardaron como otra media hora en cobrarnos. Y había que coger los billetes para Bariloche.
Nos tomamos un cafelillo reconfortante en una cafetería, no recuerdo el nombre, pero era una de esas cadenas tan famosas en Argentina. Y nos hinchamos a pinchos dulces que el camarero no paraba de ponernos.
Ya en la estación de autobuses, para resumir, nunca en mi vida había visto tantas compañías de autobuses o micros juntas. Corrimos de un lado para otro para ver cual de ellas nos convenía más. Bariloche bus, vía del norte, vía del sur, al final nos decidimos por Flecha Bus. Una de tantas.
Ya con los billetes en la mano. Nos fuimos a descansar, antes hubo otra vez sesión de hadas. Al día siguiente nos esperaban 1800 km en micro. Pero esto ya es otra historia

lunes, 15 de septiembre de 2008

La Boca



La Boca es un singular barrio porteño. Llegamos en micro, después de una media hora de camino. Lo primero que se ve es el estadio del Boca River, o será del River Juniors? Algún fanático de estos equipos puede matarme, si ve esto. Jejeje. Bueno, el caso es que allí existe una gran competencia entre los fans de estos dos equipos, de hecho teníamos previsto ir el domingo, pero jugaba el Boca, y nuestras expertas guías, decidieron que era mejor ir al día siguiente. Diríamos que es el mismo enfrentamiento que hay entre el Real Madrid y el Barça.
El barrio me gusto mucho, la parte que yo vi , eran dos calles de unos 200 m cada una, paralelas entre si. Todo preparadísimo para los turistas. Las casas son cada una de cada color, e incluso una casa puede tener varios colores, fueron los emigrantes genoveses quienes decoraron así las casitas, en Italia se hacia para cuando se venía en barco, los pescadores pudiesen distinguir sus casas desde alta mar. Aquí parece que es por algo parecido, pero como no había pintura suficiente para pintar una casa entera, pues se pintaba de varios colores.
Los edificios se llaman conventillos, y en ellos había varias viviendas.
La calle más famosa de este Barrio debe ser la del Caminito, por el tango de Juan de Dios Filiberto, titulado Caminito

Durante todo el trayecto nos fuimos metiendo en los diferentes conventillos, ahora todos ellos, o la mayor parte, convertidos en tienditas donde venden todo tipo de souvenirs relacionados con el tango, las típicas casitas de colorines, también hay restaurantes donde hacen espectáculos de tangos y por supuesto, Maradona, . Y me llamó la atención, o mejor dicho el chico que estaba allí, me llamó la atención, o mejor dicho, hizo que me fijase en él, al cogerme de la mano y arrastrarme literalmente dentro de una pequeña bodeguilla, donde vendían vinos de todas partes de Argentina. Y solo me soltó cuando le prometí que al final del recorrido iría a tomar un vino con él. Cosa que no hice, que mala soy
Caminando por las calles de La Boca, observamos a unos chicos jugando al fútbol, en un recinto vallado, con un gran letrero que rezaba”República independiente de la Boca” Y ahora mirando en la wiki, veo que allá por el 1800 y pico, una revuelta en La Boca, hizo que esta se declarase republica independiente con bandera y todo.
El día en la Boca acabó tomando un café en un bar típico, pero no en aquellos que se bailaba tango y demás, sino en uno muy antiguo, donde había fotos de todo el mundo que pasaba por allí. Un café muy agradable donde se respiraban aires de tango y café bien hecho.
Después de este paseo tan agradable, el tiempo estaba un poco pesado y se veía que de un momento a otro iba a caer una buena tormenta. Y de hecho cayó la tormenta del siglo, a Clau se le ocurrió que podríamos ir a hacer unas compras a un centro comercial, Y allá nos metimos. Después de ver miles de tiendas de bolsos, abrigos, todos ellos del mejor cuero argentino, y es que Clau es una experta en esta clase de cosas. Me dio tremendo bajón, y me tuve que escapar, si escapar, sentarme en un café del centro comercial, y tomar algo de azúcar, porque o me sentaba o me caía, una de dos. Y preferí sentarme a caerme allí mismo.
Cenamos algo en el mismo centro y nos fuimos para casa.
Allí hubo sesión de echamientos de diferentes tipos de cartas, en las cuales tanto Steffy como Clau son verdaderas sabias. Las cartas de las brujas, de las hadas, de los ángeles, el ti chi, a las que había que hacerles preguntas para que te dieran la respuesta. Pero que complicado es preguntar cosas ¿No?
Al día siguiente tocaba la Recoleta

martes, 9 de septiembre de 2008

De San Telmo a Puerto Madero


Y ya estamos en el 2º día.
La noche estuvo un poco accidentada. En un principio dormiríamos en el estudio de Steffy, después de cambiar el piano para la habitación de al lado para poder acomodar otra cama en ese cuarto, vimos que espacio… no quedaba mucho, entonces vuelta a colocar el piano en su sitio original. Y decidimos dormir en el cuarto de Steffy, que tan gentilmente nos prestó. Así, ya teníamos donde dormir. Después tuvimos que elegir de qué lado de la gran cama dormiría cada una
-Mejor tu duerme de ese lado que por aquí hay mucho cable suelto y si tienes levantarte en medio de la noche no habrá obstáculos- Mi amiga me conoce bien y sabe que dormida y sin lentillas soy un fenómeno destrozando cosas
-Vale-Respondí yo, ya durmiendo.
Y….en medio de la noche. Catacrash pum chimpum Un primer diagnóstico de la situación, ya nos hizo comprender que el DVD de Steffy se había perjudicado un poco. Pero a la mañana, ya más despiertas, observamos que el DVD se había ido al carajo. Al decírselo a Steffy, se puso muy contenta, ya que ella, desde hacía un tiempo le estaba diciendo a su madre, Alicia, que necesitaba un nuevo DVD con mando a distancia. Creo que fue en este momento cuando Steffy nos adoptó como tías
Pero, en fin, a lo que íbamos. Ese día, nuestra guía particular, Clau, nos tenía planeado un lindo itinerario. Por la mañana iríamos a San Telmo y por la tarde a Puerto Madero .
Así de primeras y por la mañana, nos desayunamos unas facturitas

que habíamos ido a buscar Clau y yo a una tienda cerca del piso de Steffy, A pesar que yo iba sin lentillas y en pijama, me di cuenta en seguida que los chicos que despachaban esas facturitas, no estaban del todo mal, más bien por la silueta que otra cosa, sin mis lentes de contacto no podía ver. Y yo con esas guisas. Y no sería la última vez que me lanzaría a la calle en pijama, eso, si, con las lentes puestas.
Ya en San Telmo, lo primero que vimos, fueron unos chicos, que portaban unos grandes letreros en los que se leía “ABRAZOS GRATIS” Como desaprovechar esta oferta con lo caro que está hoy en día todo. El abrazo fue muy caluroso y afectivo, a pesar que no conocía de nada a este chico. Al notar mi acento, me preguntó de donde era, yo le dije ” gallega de Galicia” Había que hacer esta especificación, ya que para los argentinos son gallegos todos los españoles, y según en que circunstancias y tono lo digan, puede llegar a ser un insulto. A pesar que, quien más quien menos, tiene algún pariente gallego entre sus ancestros, “gallegos” incultos y burdos que un día tuvieron que irse de su tierra para ganarse el pan de cada día. Y como ocurre ahora en España, los emigrantes ocupaban los puestos de trabajo que los nativos no querían para ellos. Un círculo vicioso que esperemos no siga su evolución
Pero me estoy desviando del tema en cuestión y es que el abrazo que le di a aquel chico, descendiente de “gallegos” de La Coruña, fue especial. Esto hizo que me desinhibiese un poco y gastase bromas con otros tipos que querían charlar un rato. Como con aquel señor del puesto en el mercadillo de la plaza Dorrego que me preguntó que me podía vender, y yo le respondí que a él, pero al final, no llegamos a un acuerdo, sobre la moneda en la que debía pagarle, si en €, en dólares o en pesos.
También vimos espectáculos de tangos en la calle, maravilloso, ver bailar a aquellos bailarines. Una explicación de donde venía el tango, que me sorprendió saber que en un principio el tango se bailaba entre hombres. Una orquesta tanguera tocaba los compases del tango en una calle cercana a la iglesia de San Pedro. Y así entre tangos nos fuimos a comer a una parrillada cerca del barrio de San Telmo para recuperar fuerzas y seguir por la tarde a Puerto Madero.
La parrillada consistía en diversas carnes a la parrilla: desde pollo, riñones, mollejas, chorizos de diversos tipos, costillas, en fin, buenísima

Ya acabada la parrillada, vino Sulma, hermana de Clau, que nos acompañó en nuestro paseo por Puerto Madero.
Allí pudimos ver un gran reciclaje, lo que antes era viejo e inservible, se convirtió en pisos lujosos, grandes hoteles, bonitos restaurantes, cafeterías, Y un estupendo paseo en el que tuvimos la oportunidad de ver los buques escuela argentinos, de cuyos nombres no me acuerdo. Así como el puente, diseño de Catalabra, de la mujer, Que representa a una pareja bailando Tango.
Acabamos la tarde en uno de esos cafés, yo, tomando un trago del día especialidad de la casa, que no sé que llevaba, pero estaba muy bueno. Y las demás, pues , tampoco me acuerdo.
El cielo estaba rojo, muy rojo.

Y la temperatura era muy agradable,
Ya a la noche, nos decidimos a conocer una parte de la marcha porteña. Y nos fuimos de copas a uno de los barrios de marcha. Estaba un poco apagadillo, pero nosotras no estábamos tampoco muy alumbradas. Nos sentamos en una mesa en el exterior de un local. Y por allí pasaron, desde un chico que vendía algo, hasta una grafóloga que por la firma adivinaba nuestra personalidad, y otra señora que algo hacía también con nuestros nombres en acróstico.
Y cansadas nos fuimos a dormir, al día siguiente nos esperaba La Boca

jueves, 4 de septiembre de 2008

LLegada a Buenos Aires


Todo empezó cuando llegué a Santiago para coger el avión que nos llevaría a Madrid, Montevideo y de ahí a Buenos Aires. Y repasando la maleta a ver que faltaba ¡Zas! se rompió la cremallera. Hubo pues que cambiarla. Un pelín más pequeña que la mía era la que, amablemente, me prestó, y algún día devolveré, mi colega. Allí quedaron algunos trastos tirados que apenas eché de menos en los días que duró el viaje.
Después de este pequeño inconveniente, allá nos lanzamos. Sube al avión, baja del avión, vuelve a subir, vuelve a bajar, así 6 veces en 24 horas. Con la cabeza medio, o totalmente abombada, medio dormidas y con ganas de pisar suelo firme, llegamos a Buenos Aires, donde se suponía que Clau, estaría esperándonos. Pero…Oh sorpresa.. Clau, no estaba. Una rápida llamada de móvil, que sólo funcionaba en contadas ocasiones, aún no sé por qué, y nos enteramos que Clau, se fue a otro aeropuerto a buscarnos. Pero ¿por qué? Ah, eso son cosas de argentinas locas, que leen los mails en transversal.
Por fin, ya todos juntos, después de unas risas, nos dirigimos al departamento de Steffy. Volando voy, volando vengo, el veloz auto conducido por un intrépido piloto de carreras nos dejó a la puerta del bloque . Al llegar a la casa, estaban esperándonos: Steffy, Garrido y Benito, es decir una hermosa chica y dos felinos.
Lo primero que hizo Clau fue prepararnos unas ricas empanadillas, algunas al horno y otras fritas, las dos clases estaban rebuenas. Después de llenar la panza, aunque mucha hambre no había después de todos los vaivenes de los diferentes aviones, nos dispusimos a conocer Buenos Aires, de la mano de Clau, por supuesto.
Desde casa de Steffy había unas pocas cuadras hasta el subte. Y de allí a conocer la
catedral, donde tuvimos la oportunidad de ver el cambio de guardia de los Granaderos , tipos, todos ellos de buen porte, La Casa Rosada, La plaza de mayo, El cabildo. Y en definitiva, pasear por las calles porteñas. Menos mal que todas esas cosas estaban en la misma Plaza, porque las fuerzas comenzaban a faltar. ¿Qué mejor que recuperar fuerzas tomando un cafelillo, y donde mejor que en uno de los cafés emblemáticos de Buenos Aires como es el Tortoni Situado en la calle Rivadavia ¿De qué me sonará a mi este nombre? En el pequeño museo del Tortoni se pueden ver artículos, libros, fotos y diferentes referencias a los escritores que pasaron por allí a hacer sus tertulias. Pero antes de entrar hubo que hacer una pequeña cola de unos 20 minutos de espera, ya que los dueños del bar no quieren que la gente esté dentro esperando mesa, así que, esperan fuera. La verdad que merece la pena esa espera. El potero te hace pasar, después un camarero te lleva a la mesa correspondiente.Y tranquilamente te tomas un cafelillo, entre lámparas de araña, cuadros, madera, y la huella de los ilustres artistas que por allí han pasado

Después de este día tan intenso: Nuestra llegada a Buenos Aires, probar las empanadillas de Clau, y visitar lugares tan emblemáticos de Buenos Aires, nos fuimos para nuestra casa en esta ciudad.
La primera impresión que tuve de Buenos Aires fue positiva. Una gran capital como cualquier otra, con su historia, sus monumentos, sus ilustres fundadores, sus habitantes y sus turistas, en esta época del año no había muchos, ya que recordaremos que allí es invierno. Aunque no se notaba mucho, diriase que era como una primavera un poco fría comparándola con la gallega de Ferrol. Me gusto esa Plaza de Mayo rodeada de monumentos. Y a mi se me dio por pensar en las Madres de la Plaza de Mayo, con sus pañuelos blancos cubriendo sus cabezas y llorando a sus hijos desaparecidos en las diferentes dictaduras que sufrió este país. No me sentí identificada con ellas, ya que yo poco viví de la dictadura de Franco, pero si solidaria, incluso podía escuchar sus gritos de protesta, y los pelos se me pusieron de punta ¿Sería que aún se podían ver los restos de la última protesta de los campesinos que días antes habían estado acampados allí?
Y así acabó nuestro primer día en Buenos Aires
Continuará