martes, 15 de abril de 2008

Una postal en vivo







Eran alrededor de las 7:30 de la mañana. Iba conduciendo mi coche por una carretera que bordea la ría. Todavía era de noche. Por el oeste ya se dejaba ver un tenue resplandor El cielo negro, muy negro, lleno de puntos brillantes. Y al dar la primera curva a la derecha, la vi.Era una postal, de ésas que se compran a 25 céntimos de euro Paré el coche en la cuneta Estuve unos 15 minutos observando aquel paisaje que se asomaba a mis ojos A mis pies estaba la ría, en ella se reflejaban las luces de la ciudad, allí al otro lado. A la izquierda, el puente que la atraviesa. Más allá del puente, el astillero. En el cual se hallaba el Buque Escuela Argentino, velero de gran envergadura, con sus velas plegadas y esperando a ser reparado. A la izquierda, el nuevo puente de la autopista, Más a la izquierda todavía, un pequeño pueblo, del cual sólo se podían ver sus luces encendiéndose poco a poco. En el medio de la ría, un camino amarillo, seguía la dirección de los puentes. Otro camino más, hecho por la luz de una luna llena, esplendorosa, reflejada en el mar. Una luna amarilla, casi diría que anaranjada. Como una gran bola de cristal, a punto de estallar en mil pedazos, brillando, como si tuviese luz propia. A ambos lados de este camino, visual, se apreciaban pequeñas lucecitas, En un principio, se asemejaban a estrellas fugaces, pero en el mismo momento que atravesaban por el camino de luz que emanaba del mar, se veía claramente que eran pequeñas embarcaciones, que empezaban, o acababan su faena diaria.
El brillo de esta luna, no parecía el reflejo del sol, que por el lado contrario, asomaba cada vez más, su intenso poderío de luz y color, poniendo a las pequeñas colinas que se alzaban a mis espaldas la claridad suficiente para transformar, el negro de las sombras, en verdes, marrones, y ocres
El mar estaba quieto, no se movía Estaba paralizado, por miedo a romper el camino que tenía entre sus manos. Por temor a romper la magia de esa imagen
Estuve observando esta postal durante un largo rato. Girando la cabeza de un lado para otro e intentando grabar esta imagen en mi mente. Asombrándome de lo que estaba viendo. Y como, a cada instante, esta postal se iba modificando como si tuviese vida propia No se puede describir con palabras, Ni siquiera con una imagen. Necesitaría una cámara de video, para poder mostraros lo que ví ese día. Y aún así, no se podría percibir todos los momentos, de ese cuarto de hora perdido, viendo un camino reflejado en el mar

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